. . .

Basílica de San Clemente: tres niveles llenos de historia y misterio

Este año hemos tenido la oportunidad de visitar algunas ciudades europeas que teníamos muchas ganas de conocer. Una de ellas fue la impresionante y siempre misteriosa ciudad de Roma, en Italia. Recorrer sus calles a cualquier hora del día se convierte en todo un viaje a través de la historia del arte y la arquitectura. Estuvimos en Roma cuatro días y esto nos dio la oportunidad de además de conocer los principales monumentos turísticos, hacernos alguna escapada a aquellos sitios menos transitados y que al final se nos quedan grabados en la memoria como lugares únicos y especiales. Es el caso de la Basílica de San Clemente, un edificio construido en el s. XIII sobre los restos de un templo del siglo IV y que a su vez se alza sobre un antiguo altar que data del siglo I.

San Clemente se encuentra a solo unos minutos andando desde el Coliseo, en dirección a la Archibasílica de San Juan de Letrán, catedral de Roma. Situado en un barrio muy tranquilo, el edificio no aparenta ser nada del otro mundo, pero una vez en su interior y conforme comenzamos la visita a través de los distintos niveles, la magia comienza a hacer presencia.

En el nivel base, nada más entrar y de forma gratuita nos encontramos con la propia basílica a San Clemente, una construcción medieval con añadidos barrocos en la que destaca sobre todo el impresionante mosaico dorado del ábside al estilo cosmatesco, que destaca por sus formas geométricas y un uso fuerte del color y la influencia oriental. Fue en el siglo XIX cuando, en pleno trabajo de reformas de esta iglesia se descubrió que estaba ubicada sobre otra mucho más antigua, que le servía de cimiento, y de la que se desconocía su existencia.

Para descender al nivel inferior y conocer la basílica del siglo IV hay que abonar un importe de 10 €, una cantidad que a priori puede parecer algo cara pero que en realidad merece la pena sabiendo lo que se va a descubrir a continuación. La bajada al subsuelo se realiza por una monumental escalera donde se empieza a ver la estructura abovedada del nivel inferior, iluminada de manera puntual que acentúa su halo de misterio.

Una vez abajo, nos encontramos con una red de pasillos que nos llevan a las tres naves de las que componía el templo, y también descubriremos los refuerzos estructurales que se colocaron para soportar el peso de la iglesia superior. Además de disfrutar de un ambiente silencioso y espiritual, encontramos algunos elementos interesantes como frescos medievales que parecen de estilo bizantino y como curiosidad, una misa que contiene las primeras palabras escritas en italiano que data del siglo XI.

Pero lo más curioso en mi opinión está aun por llegar. Y es que en la esquina opuesta a la escalera de bajada a este nivel nos encontramos un nuevo descenso, esta vez más estrecho y con un menor nivel de iluminación. Al comenzar el descenso sentimos que estamos viajando en el tiempo y efectivamente así es, ya que llegamos al nivel más profundo del conjunto, una excavación del siglo I dC. donde encontraremos uno de los espacios más sugerentes y misteriosos de los que yo he podido visitar hasta hoy: el altar dedicado al dios Mithras.

Este lugar era un espacio de reunión para los adoradores de esta divinidad que originalmente era un dios del Sol y que provenía de Persia e India, incorporándose luego al imperio romano tardío. Se dice que este templo con forma de gruta era usado para rituales de iniciación y que servía también para celebrar banquetes rituales. Separada por un sinuoso pasillo encontramos por otro lado los restos de las estancias de una Domus, a la cual habría sucedido otra posterior donde se supone que vivía el cónsul Tito Flavio Clemente, uno de los primeros senadores convertido al cristianismo. Lo interesante es que esta construcción incluía una estancia llamada titulus, donde los primeros cristianos celebraban reuniones secretas cuando el culto todavía estaba prohibido en el Imperio. La humedad en este nivel es muy alta, y los espacios son reducidos y con poca iluminación. Esto permite que el visitante pueda sentir la magia de transportarse a este otro tiempo y vivir la experiencia de forma más intensa.

Este viaje a través de la historia se puede visitar todos los días, pero es importante asegurarnos de su horario, a través de su web por ejemplo, donde también se encuentra más información detallada. Siempre que algún amigo va a visitar Roma le recomiendo encarecidamente visitar este complejo arquitectónico, ya que me parece uno de los lugares más interesantes y menos conocidos de la maravillosa capital italiana.

Descubre también la historia del beguinario de Brujas, otro lugar lleno de historia que nos encantó de nuestro viaje a Bélgica.

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *